Artículo escrito por Alejandra Alayza, de OXFAM, publicado en el diario La República. En los últimos meses Coca Cola y
Pepsico, dos gigantes de la industria de las bebidas, han respondido a la
presión de sus consumidores y han dado un primer paso comprometiéndose a una
política de "tolerancia cero" del acaparamiento de tierras en sus
cadenas de producción. Este compromiso fue asumido luego de que se denunciaran
casos de desplazamiento de comunidades rurales en Brasil y otros países por
parte de empresas proveedoras de estas marcas.
A nivel global la presión por el
acceso a tierras acelera el desplazamiento de comunidades locales, afectando su
derecho a la tierra. El caso del azúcar es particularmente sensible a nivel
global. Se estima que el comercio internacional de azúcar asciende a US$ 47.000
millones y que la producción de azúcar se incrementaría en 25% al 2020.
Más de la mitad de la producción
destinada hacia esta gran industria de alimentos y bebidas, confirmando el rol
estratégico que esta industria juega para definir condiciones para el acceso a
tierras. La reacción de Coca cola y Pepsico es expresión de un poder ciudadano
en crecimiento. La presión desde su dimensión de consumidores sobre los
mercados permite reforzar el cumplimiento de derechos. Celebramos el cambio de
las políticas, y ahora vigilemos el cambio de prácticas.
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