Artículo escrito por Laureano del Castillo de CEPES, publicado en diario UNO. El año que acaba fue designado por la Asamblea General de Naciones Unidas como el Año de la Agricultura Familiar. En el Perú la denominación oficial fue Año de la Promoción de la Industria Responsable y del Compromiso Climático, quizás atendiendo a la realización de la reunión de la COP20 que acaba de culminar.
La denominación del año, se supone, debería orientar a todas las dependencias públicas para prestar mayor atención al tema escogido. No parece ser el caso de la agricultura familiar en nuestro país, pues recién en mayo se instaló la Comisión multisectorial “Año Internacional de la Agricultura Familiar 2014”. Dicha Comisión, de naturaleza temporal, funcionará hasta el 31 de marzo de 2015 y debe proponer e implementar el programa de actividades oficiales que se desarrolle en el marco de Año de la Agricultura Familiar.
En el acto de instalación de la referida Comisión el Viceministro de Políticas Agrarias del MINAGRI, César Sotomayor, recalcó que la agricultura familiar es la forma predominante en la producción de alimentos y, citando a la FAO, señaló que el 70% de las necesidades alimenticias son cubiertas por la agricultura familiar. El Viceministro destacó que, según el Censo Agrario de 2012, los pequeños productores son 2 millones 260 mil, la mayoría de los cuales se ubica en la sierra y en comunidades campesinas y nativas. Esas y otras razones deberían llevar a nuestras autoridades a aplicar políticas y medidas articuladas y sostenidas en el tiempo que permitan atender a nuestra agricultura, mayoritariamente formada por pequeños agricultores y minifundistas.
Un reciente estudio de CEPES ha propuesto algunos lineamientos de política para la promoción de la agricultura familiar a la citada Comisión Multisectorial: acceso y seguridad sobre la tierra y al agua, fortalecimiento y desarrollo de capacidades, mejoramiento de la producción, mejoramiento de acceso a mercados, seguridad alimentaria, inversión para la dotación de bienes públicos con enfoque territorial, asociatividad, y sostenibilidad ambiental y gestión de riesgos. Corresponde a la Comisión Multisectorial discutir esas propuestas, enriquecerlas o precisarlas, de modo de aprobar una política diseñada para ese gran sector de la agricultura nacional. Quizás haya necesidad de priorizar algunas de esas medidas, pero será un avance frente a la contradicción que significa tener una Constitución que declara el compromiso del Estado de apoyar “preferentemente el desarrollo agrario” (artículo 88) y la práctica de estas últimas décadas de promover especialmente a las empresas agroexportadoras.
Se necesitará adicionalmente considerar algunos enfoques, como la intersectorialidad, la territorialidad, la interculturalidad y la heterogeneidad. Es que nuestra biodiversidad incluye también personas, pueblos y culturas diversos.
Ver en: http://diariouno.pe/columna/culmina-el-ano-de-la-agricultura-familiar/